Ser fotógrafo es una de esas cosas que muchos de los que estáis leyendo estas líneas compartís conmigo. Muchos lo hacéis de una manera diferente a la mía, y otros ligeramente parecida.
En un momento en el que la fotografía está tan de moda, la propia moda ha empujado a la dificultad a los que trabajan en ella casi fuera de la misma. Hay muchas modas que suelen hacer crecer a los profesionales sin apenas esfuerzo, y la fotografía no es una de ellas en estos momentos.
Quizá, muchos de vosotros no sabréis a qué me refiero, mientras que otros si. La verdad es que, este texto no pretende ser un texto cargado de cinismo, ni de negatividad, ni mucho menos de crítica. Este texto, y muy al contrario de los que muchos fotógrafos suelen realizar, es un mensaje de ánimo, motivación y aliento.
Al igual que algunas cosas en este mundo, y como suele ocurrir con la energía, la fotografía no se crea ni se destruye, sólo se transforma. Creada ya está y destruirla, en estos momentos, no parece una de las posibles soluciones de la ecuación cuando más en la boca y uso de todos está. Es por eso que, hablar de mensajes apocalípticos sobre ella no es la verdadera solución a los sueños de muchos que nos dedicamos a ella, y ni mucho menos a los que en un futuro quieren hacerlo.
La fotografía no está acabada; por mucho que algunos tiendan a decirlo por culpa de lo poco valorada que se encuentra, o por las facilidades de mucha gente a disponer de una cámara. La fotografía es fotografía, y cómo muchas cosas cambia ligeramente. Cuando algo cambia, los artífices en moverse hacia a ese cambio somos nosotros. Por tanto, somos nosotros los que debemos esforzarnos por abrazarlo y contribuir por seguir hacia él si de verdad amamos fotografiar y esta disciplina.
Sé que existen muchas dificultades, pero es cuestión de pararse a entenderlas y enfrentarse. El reciclaje, de la manera que sea, en la fotografía es igual de necesario que en otros trabajos. Y no sólo hablo de técnicas fotográficas sino en formas de llevar a cabo dicha fotografía y mostrarla a los demás. Cuando sube el nivel de exigencia es porque el mundo lo concibe como algo importante, no como algo poco importante. La fotografía no es que no se valore, es que su nivel de exigencia sube y es más difícil que se valore lo que antes podía ser menos exigente. Tengo que recordar que, cuando algo no se valora tiende a desaparecer, tiende a ser inútil, y siento decir que con la fotografía no está ocurriendo esto.
El miedo. Si el miedo, también se ha puesto muy de moda entre los fotógrafos. Tanto o más si cabe que la propia fotografía en toda la población. Ese miedo que nos paraliza y que muchas veces no sólo nos hace quedarnos parados a nosotros, sino que infecta a muchos otros compañeros por medio de palabras y quejas. Seguro que muchos os acordáis de vuestro primer trabajo remunerado, o de vuestros primeros TFCD, o de otras miles de cosas. Os paralizaba, pero tuvisteis claro que mirándoos al espejo diciéndolo no iba a hacer que sacarais las fotografías y el trabajo adelante. Dudas, muchas. Seguro. Pero fuerza y ganas seguro que hubo muchas más. ¿Por qué entonces no hacerlo ahora? ¿Por qué entonces convertir ese miedo en quejas y desesperanza?
Se muy bien que las situaciones quizá no sean iguales; pero esto no va de las situaciones sino de cada uno de nosotros. De las ganas que tenemos por conseguir lo que queremos y por seguir en la brecha de los que nos gusta.
Nosotros como fotógrafos tenemos una ventaja, sabemos escenificar los sentimientos, sabemos plasmarlos. Por tanto sabemos que existen en todo momento porque los usamos en nuestro trabajo. Pero nunca debemos dejarnos llevar por ellos, que sean los que nos dominen a nosotros como meros títeres. Sabéis dirigir a modelos, sabéis capturar la esencia de las calles y de sus personas, sabéis plasmar un sentimiento con la luz… en definitiva, vosotros sabéis dirigir y canalizar muchas emociones, y con esta situación parece que justamente que es al revés. Vosotros sois los que os dejáis llevar por ellas, y muchas veces sin querer que eso sea así. Estáis hablando de gente que de la nada captura un instante, crea un momento, imagina una sensación… todo eso que uno mismo sabe lo que tiene que significar. Por tanto, habéis conseguido hacerlo en vuestro trabajo pero no en vosotros con esto.
La creatividad como cambio y motivación
Todos podemos conseguir que algo cambie. Si la fotografía se ha transformado de una forma, sepamos hacerlo con ella. Busquemos soluciones, lugares que ocupar, posiciones en las que encajar… y sino están creémoslas. Somos creativos y eso va en nuestra cabeza y corazón, no sólo en nuestra cámara. La creatividad no es un filtro de ninguna cámara, ni siquiera está en ninguna aplicación móvil… y esa es la ventaja que tienen los que de verdad quieren y valen para ser fotógrafos. Es por eso que por muchas cámaras que haya, por muchas apps, y por muchos miles de todo, la moda nunca podrá matar el fotógrafo. Quizá puede que haya que ser más disciplinado, más exigente y más perseverante. Y eso es quizá lo que cambia, lo que da miedo a muchos, lo que no gusta. Al final la responsabilidad forma parte de esto, la parte de los cambios. Saber que hoy estás aquí y mañana allí; y para volver a cambiar eso no sólo con palabras se va a conseguir.
Así que os animo a todos a coger vuestra cámara, vuestra cabeza y a vosotros mismos y si tenéis pasión real por la fotografía, no paréis de seguir adelante. Los obstáculos están, pero igual que nosotros los creamos también los derrumbamos, o al menos los salvamos. Cambiar, reciclarse, mirar nuevos horizontes dentro de la disciplina… lo que sea… Si os gusta sentir ese sonido del clic, hay una respuesta. No se cual es la de cada uno, pero la hay; y os aseguro que no es darse la vuelta y escupir.
Os recomiendo este buen artículo sobre Motivación : Motivación, ¿por qué nos caemos?