En primer lugar quería pediros disculpas a todos vosotros, los lectores. He tenido el blog y el canal de YouTube parado durante unos meses por culpa de algunos asuntos importantes. Eso si, algunos de ellos tienen que ver con el trabajo, y que a buen seguro servirán para que el blog tenga un ritmo mucho mejor y halla más cosas en breve. Así que, disculpadme todos.
Sólo quería volver con una pequeñita reflexión acerca de la fotografía. En estos últimos meses he tenido la posibilidad de recordar y rememorar muchas de mis últimas experiencias en la vida. Muchas de las que he vivido en estos últimos años, en los que un smartphone ha ido de la mano a todas ellas. Cuando ocurre esto, es cuando te vas dando cuenta que existe un grandísimo nexo de unión entre lo que significa el “nosotros”, con las cosas que han orbitado a tu alrededor para llegar a serlo.
Es en esos momentos cuando se produce un choque que te hace valorar realmente esas fotografías; los sentimientos y emociones que te transmiten. Al final, te das cuenta que las ideas y las vivencias son la parte clave para hacer un gran trabajo fotográfico. La mejor forma de capturar algo empieza en el momento que te cautiva en el corazón sin haberlo llegado a fotografiar. Vividlo y conocerlo, disfrutarlo o sufrirlo. Es para de todo sentimiento.
Creo que, al igual que les pasa a los músicos que no son producto de una moda, el vivir sus experiencias y luego contarlas es lo que nos hace grandes. Contarlas, pero no de cualquier manera, contarlas tal cual nos suceden, conocerlas de verdad, valorarlas hasta decir basta. Esos momentos en los que toda tu vida necesita salir de alguna forma y no sólo cuando, sin apenas conocer nada o habernos dado tiempo, comenzamos a fotografiar sólo por “creer que será un recuerdo para toda una vida”.
La fotografía no se puede vender como un recuerdo, si el recuerdo no existe de forma integra en ti y sólo lo hace de forma meramente superficial. Recordemos, somos experiencia no curriculums andantes. Y, al igual que una cámara no hace la fotografía sólo, tampoco una fotografía por si sólo puede ser la verdad de nosotros. Una fotografía es una consecuencia; una de las tantas que pueden ocurrir cuando sabemos vivir de verdad lo que tenemos delante, al igual que lo puede ser un souvenir. Consecuencias que está en nuestra mano darles vida propia o dejarlas inertes para el resto de la existencia hasta que acabemos tirándola a la papelera de reciclaje o a la basura; sólo porque hemos “conseguido” otra cosa.
Fotografia 360
Rodrigo tu blog es genial, desde que lo conoci me inspire aun mas. felicitaciones!
Rodrigo Rivas
Muchas gracias a ti por pasarte y leerlo 🙂 Espero que pueda seguir inspirándote mucho.
Un saludo