Muchos conocéis mi historia con la fotografía móvil. De hecho, gran parte de todos los que me seguís puede que me conociérais gracias a ella.
Hoy, y coincidiendo con un lanzamiento de uno de los móviles de una reconocida marca china que aboga por el “Renacimiento de la fotografía”, quiero hablar un poco sobre esta historia.
Hace ya casi 7 años (madre mía cómo pasa el tiempo!!), que decidí comprarme un smartphone pensando en fotografiar con él. Si, había tenido tenido otros grandes terminales de Nokia años atrás (muchos prestados por mi padre) que tenían unas cámaras muy muy buenas tiempo antes. Pero las dificultades y, sobre todo, mi falta de focalización en una disciplina fotográfica profesional no habían hecho que lo viera como una posibilidad más.
Un comienzo para encontrar mi camino
Mis primeras tomas fueron en España, pero mi verdadero banco de pruebas acabó siendo Nueva York. Desde que aterricé supe que había ido allí una temporada para dar forma a algo. Internamente sabía que toda esa mezcla endiablada de ideas, tecnología, y ganas por expresarme de manera más personal… debía no sólo significar algo para mi, sino algo que pudiera ayudar a los demás. Llevaba tiempo en fotografía como ayudante de grandes fotógrafos. Conocía el negocio y el funcionamiento de varias disciplinas. Tenía los suficientes estudios, y había leido bastantes libros como para saber que el siguiente paso estaba ahí…
En definitiva, agarré mi smartphone hace siete años con la convicción que algo serio podía salir de ahí, no solo en el presente, sino en un futuro para muchos. Sin autofoco, para dejar paso a los primeros autofocus casi trogloditas, y así hasta ir viendo pasar todos y cada uno de los avances. Iba gestando una narrativa fotográfica más allá de los “Me gustas” en Instagram, y followers de las redes. Estudiaba el funcionamiento del smartphone para poder realizar mejor mi trabajo, aumentar mi creatividad por las limitaciones y seguir intentado aportar algo al mundo de la fotografía.
La maceración de mi fotografía móvil
Ni que decir que durante los primeros 4-5 años sufrí un sin fin de críticas, infravaloraciones y hasta insultos por parte de compañeros profesionales y/o amateurs.
Sólo quedaba una parte de aficionados que hacía fotos sueltas para subir a redes, los cuales me apoyaban. Pero, y no sin darles las gracias y desmerecer, su forma de ver la fotografía no era la misma que la mía ni la de otros profesionales del medio.
A pesar de todo (y por suerte), no era el único en esos años que usaban el móvil como cámara. Y aunque no eramos muchos, si los suficientes para poder ir mostrando las bondades que ofrecía la fotografía móvil, y seguir teniendo fé en sus beneficios actuales y futuros. Algún concurso de fotografía con smartphone también comenzó casi el mismo mes que agarré esos ideales por las calles de Nueva York; y algunos españoles nos uníamos al movimiento que comenzaba a surgir sobre todo en norteamérica.
Debo decir que esas primeras críticas fueron muy importantes. Gracias a ellas abracé esta posibilidad con más ganas. Continué usando más y más marcas de smartphones. Probándolas, fotografiando, intentando apoyar esos avances bajo los pilares fotográficos y extrapolándolos a todo aquello que se podía hacer con una cámara. Quería enseñar a la gente no sólo a saber usar mejor la cámara del smartphone, sino a que visualizaran conmigo las grandes posibilidades que estaban por venir. Defendí las cámaras de los móviles a ultranza. SIN MARCAS, sin tecnicismos. Quise hacer ver a todos los usuarios tecnológicos que la fotografía era más que un simple punto “techie”. Y a los fotógrafos que ese nuevo horizonte tecnologico no tenía porque rivalizar con la narrativa y el mensaje.
De todo eso, y de mi defensa por la convivencia del smartphone como otra cámara más, surgió la oportunidad de realizar una exposición individual en EFTI. Esa exposición, muy importante y muy complicada de conseguir, precedió a lo que fue posteriormente uno de mis mayores pilares de la defensa de esta cámara: el primero de los libros con la editorial Anaya (“La fotografía móvil”). Aceptar hacer un libro para enseñar a fotografiar con el smartphone (nada de tecnología, ni apps, sólo fotografía), para una de las mayores editoriales de España era un reto. No sólo por escribir un libro (que ya lo es), sino por aceptar una propuesta super arriesgada. Quería mostrar que se podía hacer buena fotografía sin infravalorar la disciplina. Se que el libro lo leerian muchas personas, y no sólo no quería decepecionarlos a ellos; tampoco quería decepcionar a la fotografía. Era, es y espero que sea mi vida. Dar ese paso cuando nadie lo había dado antes de una manera tan grande, a nivel nacional/internacional en 250 páginas… era mucha responsabilidad.
Ocurrió. Fue duro. Pero salió adelante. Usé todo tipo de smartphones para que la gente viera que esto no iba de marcas, sino de fotógrafos, de personas, de emociones… Y doy gracias por la repercusión que tuvo (la cual aún sigue coleando con la segunda edición).
*podéis comprar el libro clicando sobre la imagen de arriba.
El avance fotográfico y creativo
Mientras los smartphones y sus cámaras seguían avanzando; muchas de las personas gente que tanto me habían criticado comenzaban a reconocer que mis ideas (y las de otros muchos) no eran tan descabelladas ya. Los smartphones comenzaban a colarse en concursos, exposiciones, portadas de revistas… y aunque seguían teniendo muchos puntos negativos, muchos de ellos comenzaban a ser mucho más beneficiosos incluso que en las cámaras convencionales. Sobre todo en el plano emocional, psicológico y de la portabilidad.
En estos tres últimos años, los fabricantes se han volcado a mejorar cada vez más la cámara de sus terminales. La competencia es feroz, y la calidad es cada vez mejor. Los avances en las dobles y triples ópticas, junto a la fotografía computacional muestran un punto de no retorno. Un lugar que se veía desde hace mucho, y que sólo unos pocos nos atrevíamos a decir en alto.
Este último año fue muy especial para mi. Culminé un sueño de poder ganar un Mobile Photography Awards (los premios de fotografía móvil más importantes a nivel global) después de varios esfuerzos y menciones de honor a mis espaldas. Además, el smartphone volvió a formar parte de mi segundo libro con Anaya sobre fotografía de calle como una cámara más. He seguido enseñando fotografía, y más en concreto fotografía móvil. Intentando inspirar y ayudar a aquellos que quieren mejorar fotográficamente con un smartphone en las manos. Y lo hago porque me encanta aportar mi granito de arena al mundo; al igual que sé que toda esa gente continúa enseñándome a mi.
La fotografía es emoción, no números
Fabricantes y marcas de smartphones. Hay que recordar que un día fuistéis una minoría en el mundo de la fotografía. Se os trataba de manera poco seria y se os ridiculizaba (de hecho aún hay quien lo hace). Los números no os acompañaban, y vuestro lema era el de narrar y mostrar lo que teníamos alrededor… fijándonos en las emociones, los sentimientos… todo ello para tapar carencias y atraer al público.
A día de hoy, que los números os acompañan (en todos los sentidos), no me gustaría que cambiaráis vuestro discurso. La fotografía es algo muy bonito, algo apasionante, algo que ayuda a las personas a crecer interiormente… Se que es un negocio, como otro cualquiera. Pero el verdadero pilar de algo no se centra en los números, se centra en los valores, en las creencias… Como aquellas que tuvimos unos cuantos para creer en vuestras cámaras años atrás.
Gracias por avanzar, gracias por todo lo que sabiámos que ocurriría para la fotografía… Ahora sólo os queda no convertir a toda la fotografía en un estamento del marketing. La fotografía es útil, no es un valor de usar y tirar, y tampoco es una disciplina con obsolescencia programada.
Y esta es parte de mi historia. Y digo parte porque han pasado mil y una cosas más que darían para un nuevo libro (si, otro… y que lo mismo… quién sabe…). La fotografía no depende de seguidores unicamente (que también están bien. No lo discuto). Depende de gente que da sus horas, días, meses, años… por ella. Así que fotografiemos por un mensaje real, por un sentimiento, por una narrativa… que el premio jamás sea un “like” o un “follower”. Que el premio siempre seáis vosotros mismos. Independientemente de la cámara, la red social, o los párametros que uséis.
Pilar Suárez
Cómo puedo conseguir tus libros ? Yo resido en Costa Rica, América Central.
Pedro
Como el móvil con cada vez mejor óptica está acercando la fotografía al público de la calle. Creo que la cámara como componente del móvil ha ganado cada vez más importancia en los últimos años. Y cada vez más compradores, se dejen llevar por este componente para decantarse por la compra de modelo u otro.
https://www.lahuelladearmstrongestudio.com/
fotografo filosofico
Saludos! Tras surfear un rato por la web en busca, precisamente, de comentarios acerca del arte de la fotografía móvil, y me he quedado soprendido. Primero, por la gran e injustificada cantidad de detractores que he encontrado. ¿Por qué? Sencillamente es una forma distinta de hacer lo mismo: fotografía. En ese sentido, valoro más el producto humano de la foto que el soporte técnico. Por eso me ha alegrado llegar aquí, donde además de reflexionar, se reflexiona con precisión y muestras de buena fotografía de este tipo. Esto es como las novelas en foros de internet, o las pelis también grabadas con móvil: todo es posible si se hace bien.
Cristina Lisbeth Hernandez Ramos
es un gran ejemplo lo que podemos lograr si tenemos sueños y voluntad por lograr las cosas y me parece excelente el hecho de ver las criticas como ayuda para mejorar y darle un sentdo positivo a lo que todos trataron de ver negativo, muy interesante la vision tan diferente a la de todos
peliculas
Muy buena esta página se la recomiendo por su buen contenido