Emociones y sentimientos, exacto, esa dos dosis de gran valía, y los puntos de los que deben girar todas las demás partes de una fotografía. El transmitir emociones y sentimientos es conectar irremediablemente con el espectador y, por que no decirlo, con uno mismo. Ambas son ese punto brillante e instantáneo que puede hacer convertir una simple toma en una de las mejores historias.
Un tema positivo de estos dos aspectos que debemos tratar es la facilidad que tienen de conectar con todas las personas. Hay que entender que las emociones son pautas que tienden a conectar de forma universal con todos nosotros. La alegría, la tristeza, el enfado, el asombro, etc… todas ellas son capaces de ser expresadas y ser transmitidas por medio de un lenguaje tan general como es el fotográfico.
Aunque muchas de estos sentimientos dependen mucho también de temas culturales y épocas de cada uno, el intentar transmitir nuestras sensaciones al ver esa escena antes de que hagamos la foto es muy importante para conseguir hacer ver a los demás ese mismo instante y esa misma emoción. Cómo dije, existen pocas herramientas más que el corazón y el interior de uno mismo para sacar a relucir esto en las fotos, pero si que podemos ayudarnos de algunos truquitos para ejercitar esto y no dejarnos llevar por el hacer fotos sin pensar ni sentirlas.
El tipo de plano también se traduce en emociones
Exacto, quizá no nos damos cuenta pero hay momentos que pueden transmitir mejor la sensación del instante con fotografías que puedan parecer mucho menos usuales. Imaginemos por ejemplo que estamos en una gran fiesta, y queremos dar entender el sentimiento de las personas que en ella. Lo que viven, lo que experimentan, cómo se comportan… seguro que muchos de vosotros harías una composición de plano general y os dejaríais llevar por intentar capturar la cantidad de gente que hay y por tanto mostrar la “grandiosidad” del momento. Es quizá algo válido, pero, ¿y si os acercarías más a las personas y fuerais capaces de mostrar sus gestos, la interrelación entre ellos…?
Vamos, que todo puede depende de nuestra idea pero, con este consejo lo que intento es haceros ver que puede que haya algo más dentro de la simpleza. Que no nos dejemos llevar por lo “espectacular” siempre (puede que a veces sea lo que queramos, obvio), sino que pensemos un poco más en donde estamos y en lo que puede reflejarlo mejor. En eso la tipología de planos nos ayuda.
Nuestro estado de ánimo es una gran piedra angular
Sin duda. Somos los verdaderos transmisores de emociones, y sin duda que se notará cuando fotografiemos. Hay gente que comenta que el mayor nivel creativo de una persona se produce cuando se encuentra en una mala etapa, una etapa de bajón. Realmente, y bajo mi punto de vista, este tipo de cosas y por muchos mitos que existan no es para nada cierto. De hecho, en estos instantes suele ser cuando menos ganas de hacer algo tenemos (o al menos a mi me pasa bastante).
Lo que es cierto es que debemos aprender a transmitir y ser creativos en cualquier momento. Lo que si es algo importante es saber que si pretendemos representar ciertos estados de ánimo o emociones, muchas veces suele ser mejor hacerlos cuando podamos “sentir” una situación-sensación parecida, o al menos no sentir una completamente opuesta. Cada día tengo más claro cuando salgo a hacer fotos con mi smartphone que mis fotos acaban transmitiendo cómo me encuentro emocionalmente (en un gran número de ellas); y eso, creo, que es lo que debemos intentar buscar.
En definitiva, no es aconsejable forzar en exceso… no somos robots, y eso no sólo se debe notar, sino que se acaba notando tanto para lo bueno como para lo malo.
La cara, el espejo del alma
Pues yo siempre lo digo, los gestos importan y mucho a la hora de transmitir emociones. yo en mi fotografía de calle suelo no intervenir en la acción y prestar atención en las personas; pero hay muchos fotógrafos que cuando se dedican a documentar y retratar tienen que interaccionar con la gente para hacer las fotografías. En este caso, y las veces que me ha tocado hacerlo siempre soy de los que opino que el hablar y conocer a las personas que vamos a fotografiar es muy muy importante para acabar sabiendo captar lo que sienten a través de su cara.
Mucho cuidado con este punto, porque muchos fotografiados sino acaban por sentirse cómodos os aseguro que os engañaran por sentirse inseguros ante una cámara. El trabajo de socialización y sobre todo la emotividad es muy importante. Al final todo esto no deja de se una relación de afección y de empatía.
Observa sin fotografiar y volver siempre que puedas
No hay emoción sin observación. Eso debemos recordarlo siempre. Somos humanos y aprendemos de los demás. Y cuando digo aprender también hablo sentimental y emocionalmente. La empatía y el aprender a saber transmitir debe siempre ir precedida de algo más importante que la propia foto. Caminar sin hacer fotos y volver a caminar, es algo que debemos intentar todos para conocer de verdad lo que nos rodea. Esos momentos de observar sin hacer ni una solo fotografía son casi más importantes que las propias fotografías.
Por último, lo de volver al mismo sitio si no hemos conseguido la foto que buscábamos o algo que nos transmitiera lo que ansiábamos es otra de esas prácticas que no paro de hacer, y eso que hay gente que se empeña en no querer volver a un mismo sitio porque dice que ya lo ha visto… Además, un mismo lugar nos puede hacer sentir cosas diferentes según el momento en el que nos encontremos o la situación que lo rodee. Por tanto os animo a volver a fotografiar muchas más veces los lugares por donde ya hayáis estado, incluso aunque no sean a diario. Muchas veces crecemos tanto interiormente como técnicamente y podemos sacarle mucho más provecho a todo de una gran manera.
En definitiva, con estas poquitas cosas os he querido intentar ayudar a que podáis enriquecer más vuestras fotos basándonos en nuestro estado personal. Somos quien disparamos, por tanto nuestras fotos sienten lo mismo que nosotros. Si no hacemos que sea así, se notará en ellas.